Este fue mi primer blog y justo será mostrarlo y reivindicarlo porque forma parte de mí. Hace unos meses, movida por circunstancias de las que algún día hablaré, casi lo elimino, pero un cierto punto de lucidez me advirtió de que lo más prudente sería tan solo, cerrarlo.
¡Y suerte que hice caso!
Alguna parte de mí sabía que me arrepentiría de no hacerlo.
Este blog no pretende nada pero para mí significa mucho. Va de 2006 a 2013 y recoge una etapa preciosa de mi vida que, hoy, aprecio mucho. Una etapa donde los sueños me mantenían con vida a pesar de las adversidades que fueron muchas más que alegrías.
De las adversidades de las que no se habla porque... ¿A quién le importan?
Una época en que la presión laboral y social te obligaba a mantenerte divina, sonriente y brillante a pesar de tener el corazón roto, o que la fatiga te venciera.
Pero también hubo momentos verdaderamente buenos, emocionantes, altamente preciosos y satisfactorios, donde la pasión por el arte se manifiesta con total esplendor, ¡porque estaba sucediendo todo en ese maravilloso momento y todo ello era vivido al segundo y al máximo, como si no hubiera un mañana!
Teatro, cine, televisión y las ganas de literatura.
En esas páginas está toda mi vida. Fiel reflejo de mi alma y mi corazón, mi yo y su evolución, y por eso, ahora, las aprecio mucho... Mucho más de lo que nunca hubiese podido imaginar.
En aquel entonces un dietario, hoy una memoria gráfica.
En estos tiempos en que nada sucede si no hay una imagen de por medio, yo me encuentro con que sucedí. Y me reconforta verlo.
Las redes sociales son demasiado vertiginosas y escandalosas, y los hechos que cuentan se desvanecen más rápido de lo que suceden, pero por suerte también existe en Internet un espacio sosegado para los tiempos y sus acontecimientos, lugares serenos donde la memoria permanece intacta. Gracias.
Y eso que en aquella época yo no era nada digital, y por ello no se recoge ni la mitad de los eventos que me mantenían ocupada. No obstante, sí que sirve para hacerse una idea de cómo eran mis días, mis sueños e ilusiones, y la enorme pasión con la que eran vividos.
Un pedazo de existencia, nada más.
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